¡Damos por comenzada una nueva sección en el blog!
Como ya dije en la entrada de Welcome January, voy a empezar una nueva sección de anime y manga en el blog, ¡y aquí está la primera entrada! Esta y algunas de las próximas entradas de Asian Stuff estarán sacadas de mi anterior blog sobre anime y manga.
"El anime es para frikis, no entiendo a la gente que ve dibujos chinos" Yo con 14 años soltando maravillas por la boca.
En realidad, desde bien pequeña le había tenido una especie de odio a todo lo relacionado con Japón (y aquí estamos ahora, quien lo diría) Recuerdo que el primer anime que vi en mi vida fue Naruto, y me gustó, hasta que me enteré de que era lo conocido como un anime y dejé de verlo enseguida. Como si me fuese a entrar el frikismo por los globos oculares. Me atrevería a decir que era algo así como un racismo sin sentido alguno. También recuerdo que cada vez que en la tele salían reportajes sobre salones mangas, por ejemplo, no hacía más que preguntarme de donde salía tanto bicho raro. Faldas pomposas, pelucas hasta la cintura, katanas hechas con cartón, a mi todo aquello me parecía un mundo totalmente a parte del mío y entre más lejos estuviese todo eso de mi, mejor.
Cuanta inocencia por mi parte.
Pero si algo bueno tengo, dejando toda la mala leche hacia lo nipón de lado, es que soy incapaz de criticar algo sin haberlo visto. Ya me pasó con Justin Bieber, del que me escuché unas veinte canciones para poder decir tranquilamente que odiaba su música sin que ninguna believer me pudiese decir "no puedes decir eso si nunca la has escuchado, blah, blah" Por la misma razón me tragué todas las películas de Crepúsculo y me leí los libros de 50 sombras de Grey, el anime no iba a ser menos.
Por ello, un día de noviembre normal y corriente, me puse manos a la obra. Problema número uno, lo primero era lo primero ¿qué anime iba a ver? Conocía la existencia de algunos: Detective Conan, Dragon Ball, Naruto.. pero todos ellos me sonaban infantiles y tenía claro que si me ponía a ver cualquiera de esos me aburriría de momento (además, por aquellos entonces no sabía que dichas series eran tan, TAN largas) Así que exprimí mi cerebro lo máximo que pude intentando recordar algún anime, y solo uno me vino a la cabeza: Death Note. No sabría decir de donde había oído yo hablar de ese anime (quizás de frikipedia), solo sabía que era un anime y que además le gustaba a muchísima gente. Muchos puntos a favor. Aquí vino el problema número dos, ¿donde coño se ven los animes? Yo, inocente de mi, pensaba que todos los animes estaban ya en español así que busqué en la página en la que por aquellos entonces solía ver series yo. Y la encontré.
Ahí estaba yo, con cara de wtf mientras escuchaba el opening de Death Note, el que se convertiría en uno de mis ops favoritos. Me mantuve mis trece durante los primeros 25 capítulos, aunque me había visto más de la mitad del anime en una tarde yo seguía diciendo que a mi eso no me gustaba. Después paso ESO que pasa en Death Note y me cagué en el anime y en todos los japoneses del mundo. Dije algo en plan: No voy a volver a ver anime en mi vida. Tres minutos después estaba viendo el siguiente capítulo.
Vaya, que pasé de odiar el anime a verme casi uno al día en época de exámenes. Después me preguntan porque con 15 años sacaba tan malas notas en el instituto.
Y aquí estamos, tres años (o dos, ni idea) y un montón de animes después.
Moraleja: No digas que odias algo sin haberlo probado que después quedas comoel culo una hipócrita.
¡Eso es todo por hoy!
Espero que os guste esta sección y nos vemos en próximas entradas.
Cuanta inocencia por mi parte.
Pero si algo bueno tengo, dejando toda la mala leche hacia lo nipón de lado, es que soy incapaz de criticar algo sin haberlo visto. Ya me pasó con Justin Bieber, del que me escuché unas veinte canciones para poder decir tranquilamente que odiaba su música sin que ninguna believer me pudiese decir "no puedes decir eso si nunca la has escuchado, blah, blah" Por la misma razón me tragué todas las películas de Crepúsculo y me leí los libros de 50 sombras de Grey, el anime no iba a ser menos.
Por ello, un día de noviembre normal y corriente, me puse manos a la obra. Problema número uno, lo primero era lo primero ¿qué anime iba a ver? Conocía la existencia de algunos: Detective Conan, Dragon Ball, Naruto.. pero todos ellos me sonaban infantiles y tenía claro que si me ponía a ver cualquiera de esos me aburriría de momento (además, por aquellos entonces no sabía que dichas series eran tan, TAN largas) Así que exprimí mi cerebro lo máximo que pude intentando recordar algún anime, y solo uno me vino a la cabeza: Death Note. No sabría decir de donde había oído yo hablar de ese anime (quizás de frikipedia), solo sabía que era un anime y que además le gustaba a muchísima gente. Muchos puntos a favor. Aquí vino el problema número dos, ¿donde coño se ven los animes? Yo, inocente de mi, pensaba que todos los animes estaban ya en español así que busqué en la página en la que por aquellos entonces solía ver series yo. Y la encontré.
Ahí estaba yo, con cara de wtf mientras escuchaba el opening de Death Note, el que se convertiría en uno de mis ops favoritos. Me mantuve mis trece durante los primeros 25 capítulos, aunque me había visto más de la mitad del anime en una tarde yo seguía diciendo que a mi eso no me gustaba. Después paso ESO que pasa en Death Note y me cagué en el anime y en todos los japoneses del mundo. Dije algo en plan: No voy a volver a ver anime en mi vida. Tres minutos después estaba viendo el siguiente capítulo.
Vaya, que pasé de odiar el anime a verme casi uno al día en época de exámenes. Después me preguntan porque con 15 años sacaba tan malas notas en el instituto.
Yo dándole al siguiente capítulo de Death Note a las 3 de la mañana. |
Moraleja: No digas que odias algo sin haberlo probado que después quedas como
¡Eso es todo por hoy!
Espero que os guste esta sección y nos vemos en próximas entradas.