¿Sois de esas personas a las que les gustan las dedicatorias? ¿o de las que solo el solo pensar en escribir en un libro se marean? Yo, sin duda alguna, soy de las primeras.
Cuando empecé a adquirir libros como loca, cuando tenía unos once años, no solía tener dedicatorias en los libros. Fue cuando llegó mi cumpleaños empecé a tener libros con dedicatorias: de mis padres, mis tíos, mis abuelos, mis amigas. La verdad es que las dedicatorias me importaban bien poco. Lo único que yo quería era leer el libro, que más me daba que tuviera un mensaje escrito.
Ahora, unos años después, me he vuelto totalmente adicta a las dedicatorias. Cada vez que me regalan un libro, este me gusta más si tiene algún mensaje en sus primeras páginas. Alguna frase, cita o simplemente unas pocas palabras y una firma. No sé porqué pero me gusta la sensación de creer que la persona que me ha regalado el libro ha empleado unos minutos de su tiempo en escribir algo para mi. Pero lo mejor viene unos años después, cuando vuelves a abrir tal libro y te encuentras con un mensaje del que ya no te acordabas. A veces es de una persona que sigue a tu lado pero otras veces es de alguien que no ves hace mucho tiempo. Estas son mis favoritas, las que ya no recordabas y de pronto te encuentras. Las que te sacan una sonrisa. Porque puede que la frase sea tonta, puede que haya una falta de ortografía pero, eh, que quien te lo ha regalado no solo se ha molestado en comprarlo y ya, sino que se ha arriesgado a poner algo de si mismo en el libro.
Pero, a los que las odiáis, os entiendo. Tuve una época en la que el simple hecho de comer, incluso beber, mientras leía un libro me parecía satánico. Es más, recuerdo que mi hermano tocó con las manos húmedas (húmedas, no mojadas) mi ejemplar de Divergente y no le dirigí la palabra en dos semanas.Al final no duré enfadada ni diez minutos, pero porque yo soy así.
Después me di cuenta de que me gusta más un libro con los márgenes escritos y las hojas gastadas que uno recién sacado de la imprenta. ¿Qué pasa? rara se nace.
¿Y esta entrada a qué viene? Pues a que me gustan las dedicatorias, además, este es mi blog y escribo de lo que me da la gana, jum. Después de este tostón super aburrido os dejo con la mejor dedicatoria del mundo mundial. Aquí va:
Pero, a los que las odiáis, os entiendo. Tuve una época en la que el simple hecho de comer, incluso beber, mientras leía un libro me parecía satánico. Es más, recuerdo que mi hermano tocó con las manos húmedas (húmedas, no mojadas) mi ejemplar de Divergente y no le dirigí la palabra en dos semanas.
Después me di cuenta de que me gusta más un libro con los márgenes escritos y las hojas gastadas que uno recién sacado de la imprenta. ¿Qué pasa? rara se nace.
¿Y esta entrada a qué viene? Pues a que me gustan las dedicatorias
¡Viva la simplicidad!